El jefe mapuche representa, persuade, convence, pero no ordena. La sociedad mapuche solía organizarse básicamente en grupos familiares, que se distribuían en algunas pocas rancherías y cuya máxima autoridad era el lonko, elegido en virtud de su riqueza, buen juicio y elocuencia.
Su mandato estaba basado en la prudencia y se sostenía en base a la colaboración social y la cohesión familiar. Debía consultar con los demás jefes de familia cada resolución que afectara a la comunidad y no se le toleraban actitudes autocráticas. La dispersión de los asentamientos y la posibilidad de que quienes disintieran formaran otro grupo y se establecieran en otro lugar, contribuían a que la subordinación al lonko estuviera muy lejos de ser absoluta.
Los grupos familiares se agrupaban en unidades mayores, denominadas levos o rehues, que solían llegar a contar con más de 2.000 personas. En tiempos de paz eran dirigidos por un ülmen y en tiempos de guerra, por un toki. Sólo en ocasión de grandes calamidades, como terremotos, epidemias o guerras, los diversos rehues se reunían para constituir el Aillarehue, la máxima expresión de la organización social mapuche. Durante la Guerra de Arauco, esta agrupación era llamada Huichanmapu y dirigida por el Nguentoqui, cuyo liderazgo sólo duraba mientras durase el conflicto militar.
Su mandato estaba basado en la prudencia y se sostenía en base a la colaboración social y la cohesión familiar. Debía consultar con los demás jefes de familia cada resolución que afectara a la comunidad y no se le toleraban actitudes autocráticas. La dispersión de los asentamientos y la posibilidad de que quienes disintieran formaran otro grupo y se establecieran en otro lugar, contribuían a que la subordinación al lonko estuviera muy lejos de ser absoluta.
Los grupos familiares se agrupaban en unidades mayores, denominadas levos o rehues, que solían llegar a contar con más de 2.000 personas. En tiempos de paz eran dirigidos por un ülmen y en tiempos de guerra, por un toki. Sólo en ocasión de grandes calamidades, como terremotos, epidemias o guerras, los diversos rehues se reunían para constituir el Aillarehue, la máxima expresión de la organización social mapuche. Durante la Guerra de Arauco, esta agrupación era llamada Huichanmapu y dirigida por el Nguentoqui, cuyo liderazgo sólo duraba mientras durase el conflicto militar.
Los grupos de parentesco constituyen la base de la estructura social de toda agrupación humana independiente de su tamaño. La sociedad mapuche, antes de la conquista española, se estructuraba política y socialmente en pequeños grupos de parentesco, siendo su unidad fundamental el lof. En aquella época, el pueblo mapuche basaba su subsistencia en una economía mixta de horticultura y ganadería complementada por la caza, por lo tanto tenían un desarrollo protoagrario. En tiempos de guerra las unidades familiares se articulaban bajo mecanismos tribales, que se disolvían una vez reestablecida la paz y de este modo volvía el control administrativo a los jefes de los grupos locales. Estas pequeñas unidades o estructuras sociales funcionaban de manera autónoma, no existiendo una sola autoridad tribal permanente que tuviera jurisdicción en tiempos de paz. La estructura social de estos grupos se basaba en lazos de parentesco del tipo patrilineal, esto es ascendencia o descendencia por vía paterna. Cada una de estas unidades estaba encabezada por un jefe o longko, que tenía su autoridad en virtud de su posición genealógica. Este jefe administraba los terrenos del grupo y asignaba los campos a las familias o matrimonios, quienes utilizaban estas tierras hasta que se agotaban. Sucedido esto, el jefe reasignaba nuevos terrenos para la familia necesitada, a la espera de la recuperación de la tierra agotada. Así también, existía una tierra de reserva comunitaria, a la cual cualquier familia tenía acceso si era preciso. Al mismo tiempo, el jefe representaba la ley y el orden para el grupo entero, pero su autoridad estaba relativamente limitada. Durante el siglo XIX, se transformó profundamente la vida social de los mapuche al constituirse el régimen de reducciones indígenas. Lo que antes había sido un trabajo comunitario y parental se transformó, al poco andar, en la individualización de los territorios. Se entregaron títulos de merced a cada familia, lo que provocó la ocupación de terrenos considerablemente más pequeños que los utilizados tradicionalmente. Además, este régimen repercutió en la sedentarización de los grupos familiares y en la pérdida de la autoridad de un jefe como administrador de terrenos. A partir de esta reglamentación las tierras se heredarían al interior de la familia nuclear. Finalmente esto llevó a la desintegración gradual de los grupos locales de parentesco y al surgimiento de las familias individuales, que poco a poco se integraron a la sociedad chilena abandonando su estructura sociocultural tradicional. La transformación de la vida económica familiar, desde la horticultura a la agricultura y ganadería, cambió la economía de autoconsumo familiar y las relaciones de parentesco al interior de las unidades familiares mapuche. Además, la conquista provocó un decrecimiento importante de la población, lo que desencadenó un debilitamiento de la cohesión social.Los grupos de parentesco constituyen la base de la estructura social de toda agrupación humana independiente de su tamaño. La sociedad mapuche, antes de la conquista española, se estructuraba política y socialmente en pequeños grupos de parentesco, siendo su unidad fundamental el lof. En aquella época, el pueblo mapuche basaba su subsistencia en una economía mixta de horticultura y ganadería complementada por la caza, por lo tanto tenían un desarrollo protoagrario. En tiempos de guerra las unidades familiares se articulaban bajo mecanismos tribales, que se disolvían una vez reestablecida la paz y de este modo volvía el control administrativo a los jefes de los grupos locales. Estas pequeñas unidades o estructuras sociales funcionaban de manera autónoma, no existiendo una sola autoridad tribal permanente que tuviera jurisdicción en tiempos de paz. La estructura social de estos grupos se basaba en lazos de parentesco del tipo patrilineal, esto es ascendencia o descendencia por vía paterna. Cada una de estas unidades estaba encabezada por un jefe o longko, que tenía su autoridad en virtud de su posición genealógica. Este jefe administraba los terrenos del grupo y asignaba los campos a las familias o matrimonios, quienes utilizaban estas tierras hasta que se agotaban. Sucedido esto, el jefe reasignaba nuevos terrenos para la familia necesitada, a la espera de la recuperación de la tierra agotada. Así también, existía una tierra de reserva comunitaria, a la cual cualquier familia tenía acceso si era preciso. Al mismo tiempo, el jefe representaba la ley y el orden para el grupo entero, pero su autoridad estaba relativamente limitada. Durante el siglo XIX, se transformó profundamente la vida social de los mapuche al constituirse el régimen de reducciones indígenas. Lo que antes había sido un trabajo comunitario y parental se transformó, al poco andar, en la individualización de los territorios. Se entregaron títulos de merced a cada familia, lo que provocó la ocupación de terrenos considerablemente más pequeños que los utilizados tradicionalmente. Además, este régimen repercutió en la sedentarización de los grupos familiares y en la pérdida de la autoridad de un jefe como administrador de terrenos. A partir de esta reglamentación las tierras se heredarían al interior de la familia nuclear. Finalmente esto llevó a la desintegración gradual de los grupos locales de parentesco y al surgimiento de las familias individuales, que poco a poco se integraron a la sociedad chilena abandonando su estructura sociocultural tradicional. La transformación de la vida económica familiar, desde la horticultura a la agricultura y ganadería, cambió la economía de autoconsumo familiar y las relaciones de parentesco al interior de las unidades familiares mapuche. Además, la conquista provocó un decrecimiento importante de la población, lo que desencadenó un debilitamiento de la cohesión social.
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