jueves, 4 de octubre de 2007

LA ECONOMIA


El comercio con los pueblos vecinos ha sido, por siglos, un elemento esencial del modo de vida pehuenche. Desde muy antiguo el elemento central de la economía de este pueblo ha sido el fruto del pehuén (araucaria araucana). Tradicionalmente, su estilo de vida era nómade, centrado en la caza y la recolección, con desplazamientos y actividades claramente ordenados según las estaciones del año. Al llegar los españoles y a diferencia de los mapuches, los pehuenches no tenían horticultura.

De las pampas argentinas traían sal y plumas de avestruz, a cambio de lo cual entregaban piñones, cestas y utensilios de madera. En plena Guerra de Arauco, los pehuenches comerciaban tanto con mapuches como con españoles.
El caballo cumplía un rol esencial en el comercio pues, además de servir de vehículo, era objeto de preciados intercambios. Aunque criaban algunos ejemplares, la mayor parte de estos animales provenía de la pampa argentina, adonde realizaban excursiones de búsqueda. Las mayores modificaciones al nomadismo pehuenche se introdujeron a comienzos del siglo XX, con la introducción del sistema de reducciones indígenas.
LA AGRICULTURA:La base de la economía mapuche era la agricultura que, según las áreas geográficas en que se ubicaban los grupos, era practicada de diferentes formas: entre los ríos La Ligua y Cachapoal, dependían de la irrigación artificial; al sur del Cachapoal y hasta el río Biobío, de la de secano, y al sur del Biobío, de la agricultura de roza.
Los ambientes en los que se desenvolvió la cultura Mapuche en Chile, permitieron el desarrollo de una agricultura en pequeña escala con cultivos de maíz, papa, quinoa, y ají entre otros.
Los instrumentos agrícolas -de muy poca elaboración- eran un palo aguzado que se utilizaba para abrir agujeros e introducir las semillas; una piedra atada a un mango para romper los terrones, y una horqueta hecha de madera para arar la tierra.
Cazaban guanacos, huemules y roedores, y de la costa lograban extraer pescados y mariscos. Poseían, además, rebaños de ovejas, pero ellas rara vez eran sacrificadas, pues se reservaban como moneda de cambio para comprar a las novias y también para obtener lana.

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